domingo, 22 de febrero de 2015

LO QUE VALE UN PEINE

Es la gran pregunta. Deberían de enseñarlo en primaria, o como mucho en secundaria, ya que es fundamental para la vida saber lo que vale un peine, o eso me decía mi padre, cuando de pequeño pretendía enseñarme lo que valía un peine sin cesar, pero hasta que estudié peluquería no supe ni siquiera donde se compran los peines. ¿Quiere esto decir que quien no estudia peluquería no se entera en la puta vida de lo que vale un peine?. Puede ser, porque yo, solo gracias a esos estudios, pude saber que hay dos precios, dependiendo de la edad: al mayor y al menor. O sea que mi padre, cuando yo era pequeño, supongo que intentaría enseñarme el precio al menor.



Antes de saberlo por mis cabelludos estudios pasé por varias vicisitudes, porque, ¡ojo!,  la frase de «saber lo que vale un peine» tiene trampa. Para saberlo, primero hay que saber donde se compran. ¿Alguien sabe ciertamente donde se compra un peine?. Si aplicamos aquello de que el pan se compra en una panadería, la leche, en una lechería y la droga, en la droguería.... para saber lo que vale un peine.... ¿tengo que ir a «una peinería»? He buscado en las páginas amarillas.... en mi ciudad no hay ninguna. Busqué por peinera.... por aquello de que la gasolina está en la gasolinera.... pero nada.... no figura. Me puse a pensar.... y como una polla no se compra en una pollería sino en un sex-shop, pregunté allí, y me dijeron que allí hay peneras, para meter el pene, pero no peineras. Por ver si faltaba la i por una errata me intenté peinar con una.... Nada, es un agujero que no peina, solo vibra y masajea la cabeza. Al verme fracasado sucumbí a la tentación: Llamé al 11888 y no supieron decirme, pero ¡oh! ¡curioso! , sin saber todavía donde se compran, ahí si que me enteré de lo que vale un peine.... ¡lo ponía la factura del teléfono!


Lo que vale un peine

jueves, 12 de febrero de 2015

VENADAS

A un colega mío que es médico, le dio una venada y se compró un trailer de seis ejes. Lo que no me dijo fue quien se la dio. Y lo que yo desconocía es el alto valor que se ve que tienen las venadas. Yo sabía que el venado era una carne muy apreciada por los amantes de la caza, pero desconocía ese valor intrínseco de sus hembras, las venadas. Ahora que lo pienso, en las pelis de Robin Hood, se cepillaban a los que cazaban venados del Rey, que por la gravedad del castigo infringido seguro que eran venadas del Rey.



Lo cierto es que me gustaría a mi conocer a quien da las venadas, a quien las reparte, porque he oido que los que las reciben hacen de todo: hay quien le da la venada y se mete a una hipoteca que en la puta vida pensaba que podría pagar, hay quien se casa porque le da una venada, que ya me dirás..., hay quien le da una venada y se hace un tatuaje en la polla, hay quien le da una venada y tiene un hijo, hay quien le da una venada y se mete clérigo y hasta hay quien mata por una venada. ¡Anda que no tiene valor una venada ni nada! ¡Es como la puta lotería! o casi mejor porque hay cosas que la lotería no puede conseguir y las venadas sí: por ejemplo, me teñí el pelo de los huevos de morado porque me dio la venada. Nadie se tiñe el pelo de los huevos de colores porque le toca la lotería. Otro cantar sería saber quien es el «expendedor» que da venadas o ciervas.



Si te lo paras a pensar, ni el poder, ni la fama, ni el dinero, ni el sexo tienen importancia si te da la venada quien te la tiene que dar, porque por una venada puedes conseguir lo que te salga de los huevos, por que no hay dinero, joyas, poder o bienes materiales que se puedan escapar si te da la venada quien la tiene que dar.

¿Pero quien cojones da las venadas?